Los medicamentos son aliados fundamentales para cuidar nuestra salud, pero también necesitan que los cuidemos de manera responsable. Un mal almacenamiento puede reducir su eficacia o incluso poner en riesgo nuestra seguridad. Lo primero es protegerlos del calor, la luz directa y la humedad. Por eso, la cocina y el baño no son lugares adecuados para guardarlos: las altas temperaturas, el vapor y la humedad aceleran el proceso de descomposición de los medicamentos.
Lo ideal es destinarlos a un espacio seco, fresco y con el tamaño suficiente para mantener los frascos en posición vertical, bien cerrados y en orden. Guardarlos bajo llave es una excelente opción para evitar que los niños tengan acceso a ellos, ya que suelen sentirse atraídos por los envases.
Es importante conservar siempre los medicamentos en su envase original, con sus etiquetas intactas y los insertos a la mano. Además, es recomendable revisar mensualmente las fechas de vencimiento, organizándolos de acuerdo con su caducidad y desechando los que ya no sirvan. Recuerda que los medicamentos vencidos nunca deben tirarse a la basura, lo correcto es llevarlos a los Puntos Azules destinados para su disposición segura.
Algunos medicamentos requieren condiciones especiales de almacenamiento. Los que necesitan refrigeración deben conservarse en nevera, entre 2 °C y 8 °C, sin interrumpir la cadena de frío desde su fabricación hasta la administración al paciente. Para garantizarlo, deben transportarse en neveras portátiles con geles refrigerantes y mantenerse dentro de un recipiente plástico cerrado en la parte media de la nevera, lejos de la puerta, el cajón de verduras o el congelador, que pueden afectar su calidad.
¿Qué hacer cuando salimos de viaje?
Cuando viajamos, el cuidado debe ser aún mayor. Los medicamentos no deben guardarse en la guantera del vehículo, pues allí se recalientan o enfrían demasiado. En los aviones es recomendable llevarlos siempre en el equipaje de mano, en su envase original y con la fórmula médica a la mano. En caso de tratarse de medicamentos que requieren refrigeración, deben transportarse en neveras portátiles que garanticen la temperatura adecuada durante todo el trayecto.
En resumen, cuidar los medicamentos en casa, en la nevera o durante un viaje es una forma de proteger nuestra salud y la de nuestras familias. Un almacenamiento correcto asegura que los tratamientos sean efectivos, seguros y confiables cuando más los necesitamos.