Comprender la diferencia entre VIH y SIDA, cómo se transmite el virus y cómo prevenirlo, es clave para protegernos y eliminar mitos que aún persisten. A continuación, resolvemos cinco preguntas frecuentes sobre el tema:
1. ¿Son lo mismo el VIH y el SIDA?
No. El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) es el virus que afecta el sistema inmunológico. Si no se trata a tiempo, puede progresar hasta convertirse en SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), que representa la etapa más avanzada de la infección, cuando el sistema inmunológico se encuentra gravemente debilitado. Con un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, muchas personas con VIH pueden vivir durante años sin desarrollar SIDA.
2. ¿Puedo contagiarme de VIH por un beso?
No. El VIH no se transmite por contacto cotidiano como besos, abrazos, apretones de mano, compartir utensilios, alimentos o bebidas. La transmisión requiere un intercambio directo de ciertos fluidos corporales.
3. ¿Cómo se transmite el VIH?
El virus se transmite a través de fluidos como sangre, semen, secreciones vaginales o rectales, y leche materna. Las principales formas de transmisión son:
- Relaciones sexuales sin protección (vaginales o anales).
- Transfusión de sangre contaminada.
- Uso compartido de agujas, jeringas o instrumentos cortopunzantes.
- De madre a hijo durante el embarazo, parto o lactancia.
4. ¿Toda persona con VIH puede transmitir el virus?
No necesariamente. Aquellas personas que reciben tratamiento antirretroviral y logran mantener su carga viral indetectable, no transmiten el virus a sus parejas sexuales. Este principio se resume en la frase: Indetectable = Intransmisible.
5. ¿Tener VIH es una sentencia de muerte?
Definitivamente no. Aunque aún no existe cura ni vacuna, los avances médicos han permitido que más del 95% de las personas con VIH que reciben tratamiento vivan una vida larga y saludable. Lo fundamental es acceder al tratamiento lo antes posible para detener la progresión del virus y proteger tanto la salud del paciente como la de su entorno.
El dato: el acceso temprano al tratamiento antirretroviral no solo mejora la calidad de vida, sino que también evita nuevas transmisiones. La prevención comienza con la información.